Es apenas un instante, un momento, un segundo… en el que uno equivoca el camino. A partir
de ahí, cada paso que damos nos aleja cada vez más de nosotros mismos.
A veces no tenemos conciencia de los errores que cometemos, apenas una sensación, una pequeña
voz interior que nos dice: algo está mal. Y aunque esa vocecita está ahí, seguimos adelante,
ignorándola, equivocándonos casi a conciencia.
Lo ves venir, sabés que eso que estás por hacer va a cambiar todo. Así y todo, lo hacés.
Ya te equivocaste, ya te fuiste, ya te perdiste… ya te traicionaste.
Te mirás al espejo y ya no te reconcés. Hay otro que te mira y te pregunta: ¿Dónde fuiste? ¿Dónde
estás?
No hay comentarios:
Publicar un comentario