Una Persona Ironica

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Buenos Aires, Argentina
No soy perfecta, pero a pesar de todo soy feliz & verdaderamente no me interesa mucho lo que piensen de mi. Soy como soy y listo (: &Aparte este blog esta hecho para desahogarme de alguna forma,, no hay mucho que decir,, aqui me desahogo,, muchas personas se deberan sentir identificadas,, es lo que veo,, es lo que siento,, ES LO QUE HAY EN ESTE MUNDO... & Simplemente podes llamarme Meerii, eso me gusta, Mariana es muy formal.. :|

7.4.11

Nos Escapamos Juntos


Lo conocí en un bar, una tarde a comienzos del verano. Yo estaba en una esquina, esperando a Rosana mi hermana mayor.
Teníamos que encontrarnos después de que ella terminase su clase de ingles porque nuestros padres querían que volviéramos juntas a casa.
Rosana llegaba tarde, como siempre. Seguramente se había quedado colgada mirando algo o hablando con alguien.
Harta de soportar los rayos del sol, entre a un bar a pedir un vaso de agua.
El estaba con un amigo, tomando una cerveza, sentado en una de las mesas que estaban en la vereda, bajo un techo metálico.
Si, tomaba cerveza porque tenía casi 20 años. Yo tenía 13. Cumplía 14 en cuatro meses, aunque a simple vista parecía de más porque era alta y tenía bastantes curvas. Sin embargo, la cara de nena me delataba.
Cuando me acerque al mostrador sentí sus ojos clavados en mi espalda.
Mi vestidito de verano, corto y floreado llamaba la atención. Lo sabía porque me habían dicho cosas desde que había salido de casa.
Después de beber agua me asome a la vereda para mirar hacia la esquina, preocupada porque mi hermana hubiese llegado, pero necesitaba ir al baño, así que volví a entrar al bar.
En algún momento nuestras miradas se cruzaron. Y fue instantáneo: flechazo total.
Mori de amor!
Me pareció el hombre más hermoso de la tierra. Fue tal el aluvión de emociones que me recorrió al mirarlo, que tuve miedo de que se me notara. Sentía las mejillas encendidas y el corazón a punto de explotar.
Me sonrío. Yo no pude.
Fui hasta el baño en estado de shock y justo en ese momento empezó a sonar una canción de Julieta Venegas que me encantaba: “Tu eres para mi. Me lo ha dicho el viento… eres para mi”. Pensé: “Esta es ahora nuestra canción”.
Aunque el bar era bastante común, desde que entre había notado que la música era bastante fuerte y de un modo extraño.
Y cuando Salí del baño entendí por que, ya que prácticamente me choque con una maquina para poner música: una preciosa y antigua rockola.
Me acerque fascinada y empecé a mirar la oferta de temas que podían ponerse insertando una ficha y al segundo, lo tuve parado a mi lado.
“Que te gusta?”. “Eh?”. “Elegí un tema y yo te lo regalo”, dijo haciendo girar la ficha entre sus dedos mientras me sonreía con esa boca amplia que tanto iba a amar.
Le dije que no podía, que tenia que ir a ver si mi hermana había llegado a la esquina, pero le agradecí el ofrecimiento.
Me pido que le dijera mi nombre y le diera mi dirección para chatear. Conteste a todas sus preguntas sabiendo que se llamaba Álvaro.
Esa misma noche empezamos a chatear. Supe así que había terminado el colegio hacia dos años y que había empezado la facultad pero que la dejo porque quería ser músico, es decir, era músico. Tenía una banda y era el cantante y guitarrista. No tuve duda que ese era su rol en la banda porque tenia todo lo necesario para serlo; era lindo, carismático, tremendamente sexy… Me lo imaginaba arriba de un escenario y me derretía!
Habían pasado apenas unos días de habernos conocido que me propuso que nos encontremos.
No me resultaba fácil salir sola, por lo que le pedí que me esperase en el mismo bar donde nos habíamos visto por primera vez. Yo llegaría un par de horas antes y le pediría a Rosana que se retrasase.
La noche anterior al encuentro casi no pude dormir. En los últimos mensajes aparecían cosas como “mi amor” y “nena tremenda”.
Algunas veces me había preguntado que tenia puesto y me había dicho lo mucho que deseaba verme, estar conmigo. Sus comentarios habían subido de temperatura y se habían vuelto bastante calientes.
Para entonces yo ya me había dado cuenta de que estaba en problemas: el era mucho mas grande que yo. Y se notaba que quería TODO conmigo.
Por fin llego la tarde tan esperada. Cuando entre al bar el ya estaba esperándome.
Nos sonreímos y el se paro para abrazarme primero y darme un beso en la comisura de los labios, fue en la comisura porque yo corrí la cara.
Ni me acuerdo que hablamos, yo me sentía borracha de Amor y emoción.
Un rato más tarde, cuando el sol empezó a caer y ya el calor era menos sofocante, me dijo de ir a caminar.
Apenas empezamos a caminar, me tomo de la mano. Casi me muero. Sentir su palma en la mía me produjo escalofríos. Como me gustaba su roce!
Dos cuadras adelante estaban el parque. En cuanto llegamos empezó a besarme, un beso luego del otro sin parar. Era tal la pasión y el mareo que me provocaba lo que estaba sintiendo, que me asuste. La hora pasó y tenia que encontrarme con Rosana, por lo cual le pedí que se quedara una cuadra atrás a si no lo veía. Ya que el era muy grande para mi y hasta ella me iba a retar.
Álvaro entendió y me dijo que al día siguiente me iba a buscar a una cuadra de mi colegio cuando saliera.
Luego de esa vez las visitas a mi colegio se hicieron diarias, y cada vez me enamoraba mas cuando me lo encontraba en el portal que habíamos hecho nuestros y me decía “Hola nena linda”.
Pero un día, al salir del colegio, el no estaba donde debía estar. Lo espere una hora o mas, y durante la espera, lo llame cientos de veces a su casa y al celular, pero no lo encontré en ningún lado, y mis mensajes fueron siendo cada vez mas alterados.
Volví a casa rogando que me hubiese llamado, porque el me llamaba fingiendo ser un compañero del colegio, pero no, no había llamado. Durante dos eternos y desesperados días, no tuve noticias de el.
El tercer día, me estaba esperando en la puerta del colegio. Cuando lo vi, me lance a sus brazos y lo bese, y no me importo que todos nos viesen. Mientras que lo besaba le pegue con los puños. “Déjame que te explique”, me pedía el intentando contenerme.
Recién cuando llegamos a la plaza lo deje hablar, pero hubiese preferido no escucharlo.
Porque me contó que una noche en la que había ido a tocar con la banda había conocido a una chica. Que ella era mas grande y le daba todo lo que el necesitaba. Que me amaba pero tenía 20 años y no podía andar con una nena de 13 a la que apenas si dejaban salir de la casa. Que el entendía y no quería pedirme nada. Que como me amaba quería respetarme, y que prefería dejar las cosas como estaban.
Al saber que el había estado con otra, me agarro un ataque de rabia y quise pegarle. Me tuvo que sujetar de las muñecas porque estaba dispuesta a abofetearlo.
Después, todavía enfurecida, le dije que lo amaba –se lo grite!- y que estaba lista para darle todo. Que quien era mejor que el, que decía amarme, para transformarme en una mujer hecha y derecha.
En ese momento yo ya estaba llorando y rogándole que no me abandonase. Pese a mis suplicas y a que la situación parecía dolerle de verdad, Álvaro me pidió que dejásemos de vernos, explicándome que el no podía cargar con la responsabilidad de transformarme en una mujer porque yo era aun muy chica para eso.
No me quedo otra que aceptar su decisión y nos separamos, aunque después de varios días de llorar, y hacerle llamados insistentes, decidí pasar a la acción.
Averigüe donde tocaba su grupo ese fin de semana y el sábado, diciendo que me iba a dormir a lo de una amiga, me escape por primera vez de mi casa.
Tocaban en las afueras de la ciudad, en un boliche bastante oscuro, y tuve que viajar como hora y media para llegar. Cuando llegue, lo encontré hablando con sus amigos, cerveza en mano, y nisiquiera noto mi llegada.
Yo me había puesto mi disfraz de chica grande y tenía mis curvas, aunque al mirarme a la cara, se notaba que no podía ser mayor de 16.
Eso hizo que varios de sus amigos se sonrieran al verme y que uno de ellos entre risas le dijera a Álvaro “Te estas comiendo un bombón, pero cuidado, amigo, que podes ir preso”.
Después de preguntarme entre preocupado y sorprendido que hacia ahí, Álvaro me beso en la boca como hacia días que no me besaba. “Te extrañe” me dijo apenas logramos despegar nuestros labios.
Yo sentí que la vida volvía a tener sentido, y decidí que estaba dispuesta a correr todos los riesgos para vivir mi gran amor.
Desde esa noche las escapadas de mi casa se sucedieron unas a otras, hasta que en una ocasión mi papa me descubrió. Después de un largo interrogatorio, confesé donde había estado, pero sin mencionar a Álvaro. Mi travesura me llevo un castigo de dos semanas.
No estaba lista para dejar de ver a Álvaro, por lo que apenas pude volví a escaparme, una tarde, una noche y otra, hasta que a la cuarta fui descubierta.
A partir de allí, peleas, gritos y prohibiciones se hicieron moneda corriente.
Me sacaron las llaves de casa, pero en un descuido les saque una copia, y esa misma noche volví a las andadas, y otra vez atrapada. Papa me esperaba en la oscuridad de la noche en el palier del edificio donde vivamos.
Eran como las cuatro AM. Nuevamente había escapado del control familiar y volvía con Álvaro. Apenas puse la llave en la cerradura, mi papa abrió la puerta y lo tomo con violencia del brazo.
Le dijo de todo, pero fundamentalmente se horrorizo al ver que era mas grande que yo. Lo humillo diciéndole que era poco hombre lo que hizo, que que clase de sujeto era para andar jugando a las escondidas y bla bla bla.
Álvaro intento decirle varias veces que me amaba, pero mi padre no quiso escucharlo, dándole vuelta a sus argumentos diciéndole que si me quería, debía haberme protegido y cuidado, y haber tenido la valentía de hablar con el de frente.
La escena fue horrible, y como despedía mi padre le hizo saber que si me seguía viendo, iba a denunciarlo a la policía.
Desde ese día mi vida fue la de monja de clausura, me llevaba papa al colegio, mi mama me buscaba, no me pasaban las llamadas de Álvaro, no podía ir a ningún lado…
Después de aquella madrugada en la que papa nos había sorprendido, mi mama me había sometido a un larguísimo interrogatorio con el propósito de saber si seguía siendo virgen.
Yo le había jurado que seguía siéndolo, porque no quería que odiasen aun más a Álvaro.
Pero tal y como estaban las cosas, eso no era importante: yo estaba dispuesta a todo. Si no había sucedido mas, era porque el no se había animado. Nuestros juegos amorosos habían estado muy cerca de traspasar el límite.
La primera semana sin verlo fue intolerante. En la segunda pudimos burlar el control familiar, que comenzó a relajarse y hablamos un par de veces por teléfono.
En una ocasión, Rosana nos ayudo a encontrarnos, pero no mucho mas porque no quería líos.
Faltaban pocos días para enero, y Álvaro y su grupo tenían programado ir a tocar a la costa Atlántica. Fue entonces que lo decidimos: nos escaparíamos juntos.
Nos amábamos. Estábamos seguros. Y no nos importaba lo que pudiera pasar.
Armamos el plan lo mejor que pudimos y cinco días mas tarde nos encontramos en la terminal de ómnibus.
Era de noche, tarde, y yo había conseguido nuevamente escabullirme de casa.
Por un lado, me sentía feliz de estar con Álvaro, de poder abrazarlo y besarlo a mis anchas.
Pero, al mismo tiempo, estaba muy preocupada por como tomarían mis padres la noticia de mi huida. No había querido decirle a mi hermana, para no hacerla cómplice, pero sabia que de algún modo debía anunciarles mi decisión.
Preocupada también porque dieran aviso a la policía y que eso le generase un grave problema a Álvaro, minutos antes de abordar decidí llamarlos.
Me atendió mi papa. Al principio empezó a gritar como un loco. A insultar a Álvaro y prometerme mil y un castigos.
Yo le repetí que amaba a Álvaro y que partiría igual. Que dependía de el cerrarme o no la puerta, porque si seguía axial no me iban a ver por largo tiempo.
Cuando corte el teléfono, estaba llorando. Quería irme con Álvaro, pero me costaba muchísimo romper con mi familia. De todos modos me subí al ómnibus: mi amor estaba primero.
Esa noche durante el viaje que hicimos abrazados, me sentí feliz y también triste. Me di cuenta de que como estaban las cosas, en ningún lado iba a estar bien: ni renunciando a Álvaro y quedándome con mis padres, ni peleándome con mis padres para estar con el.
Sin embargo esa mañana, frente al mar, el amor vino a salvarme. A darme una y definitiva lección. Porque apenas pusimos un pie en la playa, el celular de Álvaro sonó: era mi papa que había conseguido su número y quería hablar conmigo.
Mi papa me dijo que había sido un necio, que no se había dado cuenta de que yo había crecido y que quería que habláramos, entenderme y escucharme.
Que me perdonaba las mentiras, los engaños, pero que necesitaba que yo volviese a casa, que confiara en ellos.
Que mi mama y el habían tenido miedo y seguían teniendo miedo de que me lastimasen, porque yo todavía era muy chica. Pero que iban a escucharme y a tratar de entenderme.
Que las puertas de su casa y de su corazón nunca iban a estar cerradas para mí. Los dos llorábamos.
Me pidió entonces hablar con Álvaro. Se disculpo, creo. Pero fundamentalmente le dijo que quería conocerlo, y le pido que me llevase de vuelta a casa.
No pasaron muchos días después de esa charla. Apenas dos.
El final de la historia? Con Álvaro fuimos novios unos cuantos anios…
Mi papa todavía lo extraña!

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